27 de enero de 2011

D. AGUSTÍN FOYACA DE LA CONCHA (el médicu de Les Ranes)

D. Agustín Foyaca De La Concha, médico de Venta las Ranas, tenía la consulta en el edificio que fue posteriormente la vivienda de D. Abilio Madiedo. Durante muchos años trabajó como asistenta para él “Rosina la de Fausta”.

Edificio donde ejercía de médico D. Agustín Foyaca

Antecedentes familiares
Su padre, D. Agustín Foyaca Trujillo, oriundo de Cifuentes (Cuba) fue enviado a España siendo aún muy niño para recibir educación en la península. Estudia el bachillerato como alumno interno en el Colegio de Valdediós (Villaviciosa) y la licenciatura de Derecho en la Universidad de Oviedo. Concluida la carrera desempeña durante algún tiempo el cargo de Juez de Villaviciosa, donde contrae matrimonio con la maliayesa doña Julia De La Concha García Ciaño, abandonando en 1904 España para regresar a Cuba donde, en Santa Clara, ejercerá como juez y nacerá el quinto de sus hijos: Agustín.
Tras unos años de ausencia, en 1914 retorna nuevamente viviendo en Villaviciosa para posteriormente trasladarse a Gijón donde abre bufete y ejerce como abogado.
 
     Nuestro futuro médico Agustin Foyaca De La Concha nace en Santa Clara (Cuba) el 9 de junio de 1906. A los ocho años de edad ingresa en el Colegio de la Inmaculada de los PP. Jesuitas de Gijon donde cursa los estudios de Grado, obteniendo el Título de Bachiller en 1922, previos exámenes en el Instituto Jovellanos. Era por entonces un adolescente que sobresalía por su clara inteligencia y acusada inclinación por los deportes. Con este aire de simpatía y deportividad empieza la carrera de medicina en la Facultad de Valladolid en octubre de 1922. Durante los años universitarios su afición por  el deporte le permitió formar en el Real Unión de Valladolid alcanzando, por sus afortunadas actuaciones, gran simpatía y popularidad. 
Obtiene la licenciatura el 23 de mayo de 1929 y la expedición del Título el 1 de agosto de 1935, inscribiéndose en el Colegio Oficial de Médicos de Asturias por esta fecha con el numero 476 de Colegiado. En su faceta deportiva también fue medio derecho con presencia testimonial en el Real Sporting de Gijón. Debutó con el club rojiblanco en Segunda División en un amistoso en honor del infante D. Jaime y sólo se alineó en un encuentro de Liga de la temporada 1929-30 contra el Oviedo en Teatinos, en el que perdió por 2 a 1.
Los comienzos profesionales los hizo en la cuenca de Langreo durante un breve periodo de tiempo, al sentirse atraído por Villaviciosa, la que consideró siempre su ciudad natal. Toda su vida profesional transcurrió en Les Mariñes de concejo de Villaviciosa donde trabajó como Médico Titular y como Médico de Zona del Seguro Obligatorio de Enfermedad. La consulta y residencia la tenía en Venta las Ranas, quedando bajo su acción extensa demarcación a la que hizo entrega total de su juventud, conocimientos y desinteresado quehacer profesional.


Recorte de un periódico de 1955 en el que se informa de los médicos del Igualatorio

Durante la Guerra Civil quedó en poder del ejercito republicano, sin exteriorizar sus ideales políticos, atento solo a su trabajo médico sin discriminación política o social de la clientela privada y al servicio asignado en el Hospital, procurando amparar y atender por igual a cuantos solicitaban su ayuda. En plena contienda contrajo matrimonio con doña Laura Martinez, natural de Gijón, el 21 de mayo de 1937. Tal acontecimiento dio origen a un episodio que merece ser comentado. Se presentó con su prometida en el Juzgado solicitando la presencia de un sacerdote amigo de la familia como actuante de la ceremonia. El sacerdote se encontraba encarcelado y Belarmino Tomás, Gobernador Civil de Asturias y León que conoció la actuación del médico, no tuvo inconveniente en acceder al permiso solicitado pero pretende hacer publicidad del acto por la radio, encontrando la oposición del Doctor Foyaca que, fiel a sus convicciones y principios, se opuso a ser utilizado como propaganda marxista. De este modo logró contraer matrimonio civil y canónico. D. Agustín y Doña Laura tuvieron un único hijo llamado Agustín Foyaca Martínez, gerente de la empresa Asistencia Técnica Asturiana S. L. de Gijón.

D. Agustín Foyaca De La Concha falleció el día 10 de julio de 1971 a consecuencia de un desgraciado accidente de tráfico en la curva de Sampedro en Arroes, entre Gijón y Villaviciosa. El coche en el que viajaba D. Agustín fue embestido por el remolque de una furgoneta de matrícula francesa que se deslizó debido a la lluvia lo que hizo que el vehículo del Doctor Foyaca cayera a la finca adyacente a la carretera.  El conductor de la furgoneta y varias personas que se encontraban en el Bar Sampedro en aquel momento corrieron a socorrerle y lo encontraron fuera del coche midiéndose las pulsaciones. D. Agustín demostró el conocimiento propio de un gran médico hasta en los momentos previos a su fallecimiento, pues advirtió a la gente que quiso auxiliarle del grave estado en el que se encontraba y presintió su inevitable y triste final . Pocos minutos después sus malos presagios se cumplían.
El fallecimiento de D. Agustín Foyaca fue un sentimiento de honda condolencia por el cariño y admiración de cuantos fueron sus amigos o recibieron sus atenciones profesionales. Sus restos están inhumados en el cementerio gijonés de Ceares.

 
Posteriormente el puesto de médico en Venta las Ranas fue ocupado por D. Manuel García-Pedrayes del Cueto que más tarde ejercería en Villaviciosa hasta el año 2006.

Gracias a D. Agustín Foyaca Martínez por esta valiosa información sobre su padre.


3 comentarios:

  1. vaya con internet, me acabo de enterar de detalles sobre Aagustin, hremano de mi padre Carlos. Este tio Agustin debió de ser un " tio" con mucha personalidad, de eso si que me acuerdo, hablaba directo y sin tapujo y cuando me encontraba, a modo de saludo me cogía en brazos y me lanzaba por el aire, con la total seguridad de volverme a recoger. gracias a Dios y a que era muy fuerte nunca falló, ya digo, un verdero tio.

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    2. Mi madre, natural de Venta las Ranas, siempre hablaba maravillas de Don Agustín y Doña Laura, epitomes para aquella niña, cuya familia había perdido la guerra (in)civil, de la elegancia y la ecuanimidad. Por casualidad he llegado he llegado en esta noche de insomnio a este artículo, y estoy contento (aunque ya sea tarde para enseñarselo a Orfelina, que fallecio hace casi cuatro años)

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