18 de julio de 2016

Castiello celebró, como cada año, la festividad de El Carmen

Castiello de la Marina celebró, como cada año, la fiesta de El Carmen el pasado sábado 16 de julio con misa, procesión y cena de confraternización. La misa se celebró a las 7 de la tarde, tras la cual hubo procesión para dar paso al pincheo vecinal en las inmediaciones de la iglesia.


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14 de julio de 2016

Fallece Mario Martínez, regente durante años de El Cantábrico de Venta las Ranas y fundador de Grupo Limpul

El empresario asturiano Mario Martínez Ordóñez, presidente y fundador del Grupo Limpul, ha fallecido esta mañana tras una larga enfermedad que obligó su ingreso hospitalario en varias ocasiones en los últimos meses. Martínez había creado en 1973 la empresa de limpieza, que comenzó con cuatro trabajadores, y que durante más de tres décadas se convirtió en un referente del sector de servicios y limpieza en España. En el año 2008 Limpul fue vendido a ISS Facility Services, la mayor multinacional del sector de la limpieza que engloba a más de 1.200 empleados.
Mario Martínez vivía en El Gobernador con su mujer María del Carmen. Deja dos hijos, Santiago, director de Elegare, y Mario, reconocido chef gijonés, regente de varios negocios en la región (actualmente al frente de la cocina de Crocante en Somió). Uno de los momentos más duros del reputado empresario, una persona muy querida a nivel local y regional, lo sufrió en 2013 cuando su tercer hijo, Diego, fallecía a los 44 años en un accidente de tráfico en Cuenca.

Además de la empresa Limpul, Mario Martínez regentó durante 6 años (desde 1995 hasta 2001) el afamado Restaurante El Cantábrico de Venta las Ranas. Durante su regencia volvió a llevar a El Cantábrico a su añorada época de esplendor, brillando por su excelente cocina y por sus totalmente renovadas instalaciones. Tras su retirada de la primera línea, continuó en el restaurante su hijo Mario.

Su funeral tendrá lugar hoy jueves, a las seis de la tarde, en la iglesia parroquial de Villaviciosa. A continuación sus restos mortales serán incinerados.

 

3 de julio de 2016

Recordando a... Gerardo y Angelita

Este año 2016, en el libro de fiestas de San Juan, la sección en la que se suelen recordar figuras de vecinos que formaron parte del día a día del pueblo de Castiello, estuvo dedicada a Gerardo Castro Céspedes y su mujer Angelita Ordieres Buznego, quienes, durante muchos años, fueron los “conductores oficiales” del vecindario de Castiello de la Marina. Estos dos vecinos tan queridos ya no están entre nosotros, por lo tanto, sirva esta pequeña reseña sobre sus vidas como recuerdo hacia ellos.

Cuentan de Gerardo, natural de Piñole, que de chaval era muy diestro trabajando de carpintero y tampoco se le daba del todo mal la fragua. Como se suele decir “era curiosu pa todo”. Se casó con Angelita, también natural de Castiello, en 1953. En aquella época, Gerardo recogía la leche por algunas ganaderías y la subía a Venta las Ranas con un carro y un burro.
En 1956 inauguran el bar “Casa Gerardo” (actualmente Bar “La Figar”). Eran tiempos en los que los bares cumplían un gran papel en los pueblos. “Casa Gerardo” se consolidó como un punto de reunión en el que se vendía mucha sidra, se consumían gran cantidad de centollos y los clientes, unos mejor y otros peor, se recreaban con sus cánticos. 
Uno de los clientes más populares en los bares de la zona en aquella época era Aladino Barro, quien bautizó “Casa Gerardo” como Bar “Los Claveles”, debido a la gran cantidad de flores que Angelita cultivaba por los alrededores. Otro cliente que de cuando en cuando se dejaba ver por el bar era Jesús “el probón”, cuya visita era muy grata, pues hacía el deleite de niños y niñas por su carácter afable y su buen humor.
 
En los inicios, era Angelita quien se ocupaba del bar, ya que Gerardo seguía con el negocio de la leche; por aquel entonces ya lo hacía con una camioneta. Recogía la leche de varios ganaderos del pueblo, tales como Concha, “Arsenio Felisa”, Antonio, Isauro, Tina, Enrique Ordieres, Lelo o Hilario entre otros y, parte de ella, la entregaba en Venta las Ranas para la fábrica “La Campesina”. La otra parte se llevaba a Gijón a vender a la calle San Antonio, donde tenía una tienda Gloria la de Arroes. También suministraba a la Granja Azul, tienda cercana al ayuntamiento, además de a muchos particulares.  A parte de recoger la leche por Castiello, también lo hacían por Villaverde.

Los miércoles de El Portal, por ejemplo, eran días señalados en los que Gerardo transportaba también viajeros a las fiestas de Villaviciosa. Su sobrino, Pepe el de Piñole, en esas ocasiones especiales desempeñaba la función de cobrador, aunque más tarde también empezó a conducir la camioneta. En una ocasión, yendo Pepe de conductor y su mujer Araceli de acompañante, uno de los viajes consistía en llevar los músicos a las fiestas de Candás. Un grupo de hombres les paró con la intención de asaltarles y robarles, pero Pepe, con gran habilidad al volante, consiguió correr más que ellos y darles esquinazo. Pepe estuvo trabajando con su tío hasta que, en 1961, empezó con camiones y autobuses en Gijón.
El trabajo con la camioneta iba creciendo y Angelita, con esa osadía que la caracterizaba, sacó el carnet  de conducir para así arrimar el hombro en el negocio familiar. Dicen de ella que fue la segunda mujer con permiso para conducir ese tipo de camionetas en Asturias, después de Xavina (de Autos Xavina). A partir de ese momento se convirtió en la “conductora oficial” de los vecinos de Castiello de la Marina, quienes siempre elogiaban sus dotes como chófer.
Los miércoles, día de mercado en La Villa, Angelita llevaba a muchas mujeres a  vender a la plaza los productos de casa y de la huerta. Una de esas mujeres era “Lola Tomás”, que llevaba siempre huevos a vender, que compraba previamente por las casas del pueblo. Los sábados, en cambio, los viajes eran a Gijón. Ella usaba una camioneta pequeña de 9 plazas y Gerardo usaba la grande, apodada “La Nicanora”. Por aquel entonces era muy común ver a Araceli la de Pepe despachar en el bar, al estar Gerardo y Angelita trabajando con las camionetas.
A principios de la década de los 60 Gerardo y Angelita alquilan el bar a Alfonso y a Rosa y se dedican en exclusiva al transporte de leche y viajeros.  La flota seguía creciendo, esta vez incorporando un turismo marca Chrysler. Gerardo empezó a usar aquel “aiga” color negro como taxi y, cómo no, muchas veces también para llevar la leche. Un cliente asiduo de dicho taxi era D. Agustín Foyaca De La Concha, el médico de Venta las Ranas, quien echaba mano de Gerardo cuando su propio coche estaba averiado.
 
Los veranos eran épocas muy ajetreadas para el transporte de personas con las camionetas. La gran cantidad de fiestas y romerías que se celebraban en época estival hacían que Gerardo y Angelita recorrieran, día sí y día también, gran parte del concejo de Villaviciosa y alrededores: Villaverde, San Justo, Argüeru, Arroes, El Portal de la Villa, Lieres, Lastres, Tazones, Lué… eran unos de tantos destinos habituales durante el verano. En muchas ocasiones teniendo que quedar hasta el final de la fiesta para esperar por algún viajero rezagado.
En aquella época eran muy comunes las “pescatas”: excursiones de vecinos a las playas (Rodiles, Lastres, Ribadesella, Vidiago…) donde los paisanos pescaban, las mujeres lo cocinaban y pasaban una amena jornada de compañerismo y armonía.
“La Potina” y “La Potona” fueron apodos de algunas de las camionetas que fueron pasando por manos de Gerardo y Angelita. Él era quien las arreglaba y las modificaba, haciendo gala de su buen hacer con la fragua y la mecánica. En una ocasión compró un camión con caja que se dedicaba a la venta de vino en Valdevimbre y lo modificó él mismo hasta convertirlo en una camioneta de


transporte de viajeros. Todos sus vehículos fueron carrozados por él, exceptuando el último que tuvo. Sus hijas recuerdan que, cuando eran pequeñas, le ayudaron a construir un pequeño autobús blanco; la labor que desempeñaban las niñas era la de remachar las chapas. Por lo visto estuvo largo tiempo construyéndolo y acabó remplazando a una de sus camionetas, que resultó destrozada por completo en un grave accidente que tuvo Gerardo en Venta las Ranas con un camión que chocó contra él.

Hacia 1970, cuando Alfonso y Rosa dejan el bar, vuelven a hacerse cargo de él Gerardo y Angelita. Ella seguía dedicándose al transporte de leche y viajeros y Gerardo se ocupaba más bien de las reparaciones y también construyendo carros. Por ese motivo fue su hija Pili quien prefirió hacerse cargo del bar-tienda, ya que su hermana Rosa Mary se encontraba estudiando en Gijón. En  la tienda compraba prácticamente todo el pueblo, pues había todo tipo de comestibles, y en aquellos tiempos no se iba a las grandes superficies como se va hoy.

Angelita iba por la mañana con leche y viajeros a Gijón y volvía sobre las 2 o las 3, por lo tanto era Pili quien se encargaba de dar las comidas a multitud de obreros de la construcción y la madera que acudían al bar. Algunos eran obreros de Cradi en casa de Turueño. Más o menos 8 trabajadores de esa empresa estuvieron comiendo diariamente en el bar durante 8 años. Además, eran muchos los trabajadores de la madera que acudían al bar a calentar su propia comida y tomar algo allí.
El bar se hizo muy popular en los alrededores por los campeonatos de brisca, que congregaban gente de muchos pueblos. Había además buenos premios como aceite, jamones, lacones… incluso cochinillos vivos.
A finales de los 70, cuando Pili se casó con Senén, dejó el bar y sólo iban a Castiello los fines de semana, al igual que Rosa Mary y Joaquín. Fue entonces cuando Angelita se hizo cargo del establecimiento, abandonando el transporte de leche y viajeros.
Durante más o menos 12 años el bar siguió dando comidas y teniendo tienda. Continuaron los campeonatos de brisca  a los que acudían populares jugadores de la época como Juan Morís y Pedro el de Pipi, Guillermo el de Vevi, Guillermo El Fontín, Santiago, Ramón, Floro…
Los fines de semana, Senén siempre se encargaba de la barra, en muchas ocasiones hasta altas horas de la madrugada. El trabajo se coordinaba en total consonancia entre Angelita y Gerardo, sus hijas y sus yernos.

Finalmente, y tras muchos años de trabajo y sacrificio, a principios de la década de los 90, deciden dejar el bar y las agotadoras jornadas que exige la hostelería, pues la salud y las energías ya no eran las mismas que en los inicios. No obstante, tanto Gerardo como Angelita, siguieron dedicados al trabajo hasta que la salud se lo permitió a ambos.
 
Desde la Asociación de Vecinos de Castiello damos las gracias a los familiares de Angelita y Gerardo por prestarnos su tiempo y sus testimonios para poder llevar a cabo esta humilde reseña sobre sus vidas.


Entrevista a José Luis Miranda "Pepe Luis el taxista"

José Luis Miranda es natural de Castiello de la Marina. Hace buena gala de ello el haber nacido un día de la fiesta de San Juan de 1932. Es vecino de toda la vida de Venta las Ranas, donde vive junto a su esposa. Podemos decir que le sobran las presentaciones, pues es conocido en todo el concejo y alrededores por haber dedicado toda su vida al transporte, primero  con camiones y después como taxista con licencia y parada en Venta las Ranas. Gran aficionado al ciclismo, a sus casi 84 años conserva prácticamente intactos los recuerdos de toda una vida en la carretera. Pepe Luis “el taxista” nos recibe amablemente en su domicilio para contarnos sus vivencias y relatarnos su amplia trayectoria profesional.
 
Hola Pepe ¿Tu familia ya era natural de Castiello?
Sí, mi padre y mi madre eren vecinos, mi padre de El Carbayón y mi madre nació en una casa que había en la finca que está plantada toa de pumares allí al lao.

¿Qué recuerdos tienes de tu niñez?
Acuérdome de ir a la escuela a Castiellu, que nos daba clase un maestro que se llamaba Carlos y llamábamoslu “formiga”. Cuando llovía íbamos descalzos, la carretera era de piedra, pero teníamos los pies tan duros que no nos mancábamos gota. Allí delante del colegio eren todo espineres y yo un día clavé una espina en un calcañu y no había manera sacala. Acabó sacándomela el maestro con los dientes.
Dejé la escuela a los 14 años porque, un día, estando en clase, un compañeru que estaba al mi lao no sé qué trastada hizo y vino el maestro y pegome una morrada bárbara porque pensó que había sido yo. Diome tanta rabia que levanteme, salí disparau como un tiru y no volví más.

¿Cuándo empezaste a trabajar?
Empecé na más dejar la escuela a los 14 años, en el taller de mi padre, que era muy conocidu en la zona porque hacía y arreglaba carros. Llamábenlu “Luis de los carros” y tenía el taller aquí en casa. También tenía un sobrín que se llamaba “Antón de los carros”, que tenía taller en Piñole, y de aquella también los hacía “Tero Villaverde” y otru en San Miguel de Arroes. El trabayu de los carros era muy exigente porque abarcaba los oficios de carpinteru y de ferreru. Igual había que saber carpintería como trabajar la fragua. Mi padre primero tuvo el taller donde casa Carlones y después, cuando hizo esta casa, ya empezó a trabayar aquí en el primer hueco. El segundu hízose pa poner el taller de carpintería Lorenzo el carpinteru, que estuvo aquí hasta que hizo la nave al lao de la farmacia. Cuando Lorenzo marchó de aquí, cogió esti taller José Riera que vino de Breceña con el padre y unos hermanos a trabajar.
 
¿Dónde hiciste la mili?
Bueno, yo fui de una quinta de excedentes y eché tres meses na más en Oviedo, en El Milán, en el añu 1953. Cuando vine de la mili seguí trabayando con mi padre, pero ya iba menguando el trabajo de los carros porque ya empezaben a salir los tractores. Cuando mi padre enfermó y cerró el taller, cogiolu Modesto Miranda, que era sobrín suyu y puso aquí taller de fragua hasta que, años después, hizo la casina y el taller en La Obra.
 
¿Trabajaste en algo más?
Empecé en 1950 a trabayar de fotógrafo con Minfer el de La Villa, hasta 1959. Andábamos por bodes, fiestes, comuniones… Era raro el sábado que no tenía una boda. De aquella celebraben muches de por aquí en el Tamanaco y La Palmera de Infiestu. La primer boda en la que yo trabajé de fotógrafo fue la de Serafín el de San Justo. Iba a una fiesta a sacar fotos y igual ganaba 40 o 50 duros como nada, que de aquella eren cojonudos. Acabé comprando-y la Vespa a Minfer. También en les romeríes sacabes fotos y tomabes nota de los datos y dirección de la persona; después de revelar ibes a entregar les fotos y cobrabes. No era fácil usar aquelles cámares, había que saber manejar el flash, graduar el diafragma y el telémetro pa la distancia.
 
Llegó un momento que tenía tantu trabajo que llegué a planteame dedicame a ello. Dábaseme muy bien, pero al final opté por dejalo. Fue cuando saqué la licencia de taxi y tuve trabayando una temporada con él. El primer coche que tuve fue unu americanu marca Buick de 7 places con motor Barreiros Diesel. Pero como no había mucho trabajo con el taxi, empecé a trabajar con un camión de Octavio Carrera, con el que estuve 3 años. Luego anduve otra temporada de taxista con un Seat 1400C matrícula de Madrid, que de aquella taben mal miraos. Después de aquello fue cuando empecé con “Marcelino el molineru” con los camiones de la madera. Con Marcelino anduve 10 años viajando sin parar a San Sebastián. Había temporades flojes y hacíamos viajes a otros sitios como Valencia, Sevilla… pero, normalmente, pa San Sebastián. Después de trabajar tantu tiempo con Marcelino ya fue cuando cogí el taxi y ya no lu dejé hasta que me retiré haz 10 años y vendí la licencia.
 
¿Cómo surgieron tus comienzos como taxista?
Fue por mediación del médicu de Les Ranes, Agustín Foyaca. Yo llevábame muy bien con él y siempre venía a que-y afilara los bisturís. De aquella, Foyaca tenía bastante vara alta en el Ayuntamientu de La Villa, y un día díjome que, si yo quería, que me solicitaba una licencia de taxi pa Venta les Ranes. De aquella, “Angelita la del Torpelano” tenía dos licencies de taxi y solamente usaba una, así que la otra concediéronmela a mí.

¿Qué coches tuviste de taxi?
Después del Seat 1400C compré un 1500 y después un 131 que andaba con butano. De aquella solo autorizaben el butano pa servicio público, y andaba muy bien. Hice varios viajes con él a San Sebastián a llevar a un paisano de Villaverde que tenía barcos. El coche tenía un sistema pa cambiar a gasolina cuando se te acababa el butano, porque una bombona no me alcanzaba de aquí a San Sebastián. Era un sistema muy limpiu, no te quemaba les bujíes ni te gastaba el aceite. Luego comprómelu un hermanu de Mariano el de Argüeru y yo compré un Peugeot 505 que vendilu a Alonso el de Peón y tovía circula por ahí con él. Después tuve el Citroen XM que era un coche muy cómodu, pero fallaba mucho la suspensión. Cansau de ir al taller acabé comprando el BMW que tengo ahora, que ya tien 22 años y ta como nuevu.
 
¿Recuerdas alguna situación difícil?
De aquella solía llevase sobre todo gente al médicu a Gijón y a Oviedo, pero acuérdome con el primer coche que tuve, que se me paró en Mieres una vez que fui a llevar a “Ramón de Picayu” a Boñar. También en otra ocasión se me paró subiendo por les portielles de Llorea con una vecina que taba de partu. Afortunadamente, pude solucionar el percance rápidamente y llegar al hospital a tiempu. No era muy habitual llevar muyeres a dar a luz, porque de aquella se hacía en casa. Acuérdome que la comadrona de aquí era “Virginia la de Juanito”.

En tus tiempos jóvenes también trabajaste algo en tonelería…
Sí, mi padre y yo hicimos aquí en el taller algún tonel pal Alto La Campa. Además, en 1966 también estuve trabajando 3 meses en Bélgica. Fuimos pallá José Riera, Severo el de La Florida y yo a armar una bodega entera de sidra, toneles, llagar y todo. Lleváronse de aquí dos tráileres de Gerposa cargaos con tola madera; ya iba todo preparao pa armalo allá. Yo tenía un primu en Bruselas y nosotros estábamos a 50 km de allí. El primer domingo que pasamos allí yo quise ir a velu, pero tenía que coger un autobús y luego un tren y no fui capaz a sacar el billete pal tren porque no había manera entendese con el idioma. Menos mal que me oyó una muyer española hablar solu y sacome ella el billete. En Bruselas estuve en una cafetería en el Atomium, que no paraba de movese.
 
¿Cuál fue el viaje más largo que hiciste con el taxi?
Yo creo que a San Sebastián, porque también fui alguna vez a León, Valladolid… pero ta más lejos San Sebastián. Bueno, miento, porque también hicimos el viaje de novios con el taxi y fuimos hasta Burdeos.

¿Había muchos taxis por esta zona de aquella?
Taba Máximo el de Argüeru, que primero había sido lecheru, y también taba Epifanio, pero no quería ir más que a Gijón.
Aquí en Castiellu también tenía licencia de taxi Gerardo y en Arroes trabayaba algo de taxista Crisanto.

¿Tuviste algún accidente?
En todos estos años por carretera solamente tuve unu, y fue con el coche que tengo ahora. Fue en la Venta la Esperanza, donde Casa Ciprión: un coche que se puso a adelantar y chocó de frente contra mí. A mí no me pasó nada, pero el coche llevó un golpe grandísimu.
 
Sabemos que eres un gran apasionado del ciclismo…
Sí, siempre que estaba un poco floju de trabajo cogía la bicicleta y a pedalear. Todos los veranos hacía más de 3.000 kilómetros. Solía ir mucho a Covadonga, unes veces por El Fitu, otres veces por La Encrucijada… Tenía una bici muy buena, tovía la tengo ahí.
La última vez que subí a Los Lagos de Covadonga en bicicleta tenía 70 años, haz ahora 13 años. Fui hasta Covadonga con la mi fía en bicicleta y subimos hasta Los Lagos sin posanos. Había una gente de Madrid que nos adelantó en coche y taben asustaos; dijéronme “Usted no fumará, eh” y dije yo “No, hoy no fumé…”, porque yo fumaba bastante, pero así con todo habrá pocos o ningunu que hayan subido en bicicleta a Los Lagos del tirón con 70 años.
Ahora camino un poco mal, ya no me funcionen les piernes como antes, pero hasta haz 3 años cogía la bici y iba hasta Ribadesella todos los días.

Desde la Comisión de Fiestas de Castiello damos las gracias a Pepe Luis y su esposa por el interés mostrado y por prestarnos unos instantes de su tiempo para esta humilde “entrevista”.

¡Que cocine Valentina! Nuevo establecimiento en Venta las Ranas

El pasado viernes 1 de julio abría sus puertas en Venta las Ranas, en el local de la antigua "Carnicería El Chaval", un establecimiento destinado a la venta de comida para llevar.
Regentado por Valentina Greco, italiana de nacimiento y vecina del barrio de Balvidares desde hace unos años, sus especialidades son un conjunto de las delicias propias de Italia y de España, con ingredientes frescos, de buena calidad y cocinados a fuego lento. Según ella, sabores sencillos, que nos harán disfrutar de platos apetitosos, genuinos, sanos y deliciosos.


Los horarios de apertura son los siguientes:

MAÑANAS
Lunes a Viernes de 11:00 a 15:00
Sábados y Domingos de 12:00 a 15:30
TARDES
Domingo a Jueves de 20:00 a 22:00
Viernes y Sábados de 20:00 a 23:00

Consulta el amplio abanico de platos y demás productos en su web: Valentinagreco.es
Y también en su Facebook: Que cocine Valentina


Desde El Blog de Castiellu de la Marina le deseamos a Valentina mucha suerte en esta nueva andadura profesional.